Vino Ribeiro
Ribadavia (O Ribeiro), Ourense
Vinos Ribeiro. Orígenes variedades e historia de un vino de culto.
Alguna vez alguien supo decir que "El Ribeiro es la esencia de Galicia vendida en botellas de 75 centilitros". Y parece ser que no exageraba. No existen en esta región de España vinos con mayor pasado que aquellos elaborados en la Comarca del Ribeiro, lo que incluso les ha valido la calificación de "vinos cultos" dentro del acervo popular.
Herederos de una fama y una tradición ya milenarias, los vinos del Ribeiro se asientan sobre una superficie aproximada de 3.000 hectáreas, situadas en las laderas que confluyen en los ríos Miño, Avia y Arnoya, ubicados en la zona occidental de la provincia de Orense.
Los viñedos de esta Denominación de Origen se caracterizan por estar en medio de campos con un clima templado y húmedo, tierras con un bajo contenido en cal, pero muy ricas en materia orgánica. Esta orografía aunque provoca menor rendimiento de la uva aporta mayor calidad, ya que los terrenos son más fértiles.
Las condiciones estructurales climáticas de la zona imponen un esmero y un esfuerzo en su producción de tal magnitud que a duras penas admiten parangón con cualquier otro cultivo en toda la geografía española.
En la Edad Media los viñedos florecieron alrededor de los monasterios e iglesias. Fue en esta época cuando el vino gallego tuvo mayor importancia, gracias a la difusión que de él hicieron los peregrinos que seguían el Camino de Santiago y que, a su vez, también importaban algunas técnicas enológicas. Beber un "bon viño de Ourense", como lo denominaba Alfonso X el Sabio, "es beber parte de la historia, de la tradición y hasta de la leyenda de una Galicia misteriosa,
subyugante, poética y sorpresiva".
Las variedades enroladas en esta Denominación son quince:
Ocho blancas: Treixadura, Torrontés, Loureira, Godello, Albariño, Alvilla, Macabeo y Palomino;
Siete tintas: Brancellao, Ferrón, Sousón, Caíño, Mencía, Tempranillo y Garnacha.
La columna vertebral del Ribeiro es la Treixadura, de buena planta y productividad mediana (puede llegar al 13%).
El 80% de la producción corresponde a uva blanca, aunque la juventud de los tintos del Ribeiro no se queda atrás, sobre todo por su fuerte personalidad y sus tonalidades rojizas.
Los vinos del Ribeiro son nuevos, suaves y sensibles para el paladar más exigente, ligeros y gráciles, moderadamente ácidos, con un grado alcohólico medio y una combinación de aromas afrutados y florales en nariz destacable.
Dentro de los Vinos del Ribeiro destacan los elaborados a base de variedades autóctonas, fundamentalmente treixadura y torrontés, que dan unos vinos blancos característicos por su calidad y amplitud de matices.
En el caso de los vinos tintos, cuando se elaboran con variedades como caíño, sousón, brancellao, etc, los niveles alcanzados también son aceptables, desde el punto de vista de obtener vinos llenos de juventud y agradables al paladar.